Cuando compramos un colchón siempre valoramos su capacidad de recuperación ante el peso de nuestro cuerpo y su resistencia al tiempo. Pues bien, este material nos aporta una combinación de cualidades que lo hacen perfecto para ser el núcleo de un colchón firme y con alta capacidad para recuperar su forma tras haber recibido la presión de tu cuerpo, pero que, al mismo tiempo, tiene un tacto y comportamiento suave sin llegar a ser excesivamente duro.
La alta densidad de este material la hace adecuada para un uso intenso, y capaz de soportar desde pesos ligeros hasta pesos elevados de una persona adulta.
Adaptabilidad, firmeza y durabilidad son las cualidades que definen a este material y a los colchones que se componen del mismo.
Invierte en materiales de calidad y a cambio tendrás un colchón de largo recorrido.